¿Y qué haces tú en Londres con Ana de Palacio, la
novia de Colin Powell, la ministra de Aznar, el desastre personificado?
Pues nada, porque la buena señora llegó en vuelo distinto
al de toda la delegación, no habló con nadie, rechazó
los dos besos de su correligionario Soravilla, no nos dijo nada y se fue
un día antes de la reunión de la COSAC (Conferencia de Órganos
Especializados en los Asuntos Comunitarios y Europeos de los Parlamentos
de la Unión Europea) que se celebró en Londres entre los
días 9 y 10 de octubre de 2005.
El Grupo además de por los mencionados estaba formado por Soraya
Rodríguez, diputada socialista por Valladolid, Ramón Espasa,
de la Entesa, Carles Gasolina, de CiU, el letrado Manuel Delgado-Iribarren
y la secretaria, Rosa Juárez.
El domingo nueve cogí el avión en Bilbao. En la librería
del aeropuerto vi apilado y publicitado el libro-basura “Los mitos
del Nacionalismo Vasco”. ¡Caramba!, me dije. ¡Cómo
cuida esta gente la promoción de semejante bazofia que desgraciadamente
no es contrarrestada por ninguna iniciativa nuestra! ¿No nos está
faltando estrategia?.
El vuelo Bilbao-Londres, con un tiempo estupendo, duró una hora
y cuarenta minutos. Cambio de horario, ya que tienen una hora menos. Paso
la aduana. Salgo a la terminal. Un señor educado se me acerca.
“Soy el embajador de España, Carlos Miranda”. Esperamos
al resto de la delegación. Me dice que Ana de Palacio lo había
tenido en pasillos ocho años. Había sido anteriormente embajador
ante la OTAN. No le tiene la menor simpatía al PP. A la tarde le
envía el coche a Ana de Palacio, pero no fue él. Me dice
que a veces pensamos que hay grados de fanatismo en la derecha. “No
es así. Sólo que algunos son más educados, pero son
lo mismo”.
Al poco llega el resto de la delegación, vía Madrid. Nos
alojan en el Marriot, un hotel de cuatro estrellas que fue anteriormente
una especie de Diputación metropolitana de Londres. El County Hall,
frente al Big-Ben que con su señorío y sonoridad da las
horas que se oyen desde la habitación. Pegadito al Tamesis y también
al hotel, El Ojo, esa rueda gigante que se hizo en el cambio de Milenio
a manera de Torre Eiffel y que lentamente se mueve. Todo el hotel es muy
“british”, pero había que hacer cola para registrarse.Y
cuando la hicimos y llegamos a las doce y media, no teníamos habitación
hasta las dos. Si queríamos un enchufe para cargar el móvil
había que pagar, así como para que te pusieran el Times.
Yo creo que a esta gente le hace falta un hervor turístico. El
portero mayor, un antiguo guardia civil desactivador de explosivos y que
había estado en Euzkadi, se iba a su tierra, Cádiz, a montar
un negocio turístico. Nos atendió con amabilidad. La ciudad
de Londres le pesa.
A la una nos mandan un coche de la embajada. Vamos a ella. Está
en Belgrave Street, detrás de Harrods y de Hyde Park, en un barrio
de embajadas. Es muy bonita. Tiene una concesión de cien años.
En veinte, tienen que hacer algo. Allí estuvo la casa del armador
del Titanic. Tengo fotos asimismo de Santiago Aznar con el embajador Araquistain
en tiempos de guerra. Fraga fue embajador allí antes de la muerte
de Franco. El actual embajador negocia el arreglo de goteras, la pintura
de la fachada, los cuartos del servicio. Nos dijo que tenía la
mita de presupuesto para gastos de representación que su homólogo
inglés en Madrid.
Nos invita a almorzar y nos cuenta cómo está la política
británica en momentos en los que se oye el apellido Cameron como
futuro hombre fuerte de los torys. Comimos revuelto, bacalao y fresas.
La cocina estaba bien. Seguimos hablado de Europa. El embajador, tras
el café, nos acompaña a Hyde Park, pasando por una parquecito
del que tiene llave. “Aquí todo tiene dueño”,
nos dice. Nos despedimos. Por lo menos ha tenido un detalle. Volvemos
andando.
A las seis y cuarto vienen los autobuses para recorrer trescientos metros.
Llegamos a Westminster. Empiezan a llegara diputados y senadores de toda
Europa. Nos enseñan sus instalaciones: la cámara de los
Lores, los hemiciclos de éstos y de los Comunes, toda la tradición
que se encierran en aquellas paredes donde el pie de la estatua de Churchill
está gastada de tanto frotar, ya que al parecer da buena suerte;
los cuadros de los reyes. El guía que explica actúa de lo
lindo y se ríe de los políticos.
En el hall central (Central Lobby) nos ofrecen una recepción.
Al parecer es la primera vez que se hace algo así allí,
pegaditos a la puerta del salón de los Comunes, ese que aparece
en televisión con un primer ministro enfrentado al jefe de la oposición.
El estrado es una caja, regalo de Nueva Zelanda cuando fue bombardeado
Westminster que tiene los bordes gastados por el uso nervioso que los
políticos del gobierno hacen al frotarlo, enfrentados a las preguntas
de la oposición. Por cierto. Los parlamentarios no tienen escaño
asignado, y hay dos puertas, la del sí y la del no, para votar.
No me gusta nada el sistema.
Nos viene un señor con una escarapela. Es el Presidente de la
Cámara de los Comunes, Michael Martin. Nos dice que nos tomemos
tranquilamente los canapés, que dejan mucho que desear. Salmón,
el pescado del pobre, como dice uno. Se nos acerca una laborista galesa.
Hablaba perfectamente el castellano. Nos cuenta su vida parlamentaria.
Le contamos la nuestra. Nos vamos. No se cómo esta gente tan rigurosa
ha podido tener un imperio comiendo tan mal.
Le pregunto a la diputada galesa por Gwynford Evans, que nos visitó
en 1979. Acababa de morir. Estuvimos con el Playd Cymru (partido nacionalista
galés) en el Buró de Naciones Europeas sin estado, plataforma
que colaboramos a montar en aquellos años.
LA REUNIÓN
Al día siguiente tiene lugar la reunión en Church House
Westminster. Una especie de sede del Sínodo General con un Hemiciclo
en madera y cuatro puertas. Dos para los laicos y dos para los clérigos
a la hora de votar.
Para llegar hay que pasar por un patio lleno de esos pintorescos edificios
londinenses, donde por haber, había hasta un coro de niños.
La organización es perfecta y la asistencia buena. La gente participa.
Nosotros también. Habíamos llevado enmiendas. Allí
estábamos representantes de 25 parlamentos europeos sensibilizados
por el No al Tratado para una Constitución por parte de Francia
y Holanda; la falta de liderazgo y el discurso social de Blair ante el
Parlamento Europeo. ¿Cuál será el futuro del Tratado?.
¿Cómo los parlamentos pueden implicarse en las discusiones
a escala estatal y nacional para ayudar a la integración?. La estrategia
de Lisboa embarrancada. El control de la conformidad basada en el principio
de subsidiariedad y lo que puede hacer la COSAC para implementarlo. La
cooperación de los parlamentos europeos en materia de codecisión.
La política europea de seguridad y defensa. El futuro de la Europa
del este. La cuestión ucraniana. Las relaciones entre la UE y Rusia.
La política de vecindad de la UE. Las llamadas Asambleas regionales
que disponen de poderes legislativos y qué papel pueden y deben
jugar. Interesante. Cómo asegurar un examen parlamentario real
de las decisiones tomadas teniendo en cuenta que son decisiones muy técnicas
y especializadas. Los problemas étnicos y políticos de los
Balcanes. Equilibrio entre reforma económica y política
social …
De esto y de cómo lograr que haya prosperidad económica
con justicia social, teniendo en cuenta que hay que acordarlo con 25 naciones
y que además haya mayor transparencia, mayor acercamiento a la
ciudadanía, lo que se puede controlar con velocidad conciliando
esos dos valores, respetando los principios de proporcionalidad y subsidiariedad.
Influyendo en el vecindario. Evitando que nadie quede marginado. Siendo
cooperativos y no solo competitivos…
Fue un debate del mayor interés pues allí estaban los
representantes de estados muy disímiles y cada uno contaba dónde
le apretaba su zapato y con el telón de fondo de los dos referendums
perdidos por un error de cálculo y por mezclar política
doméstica con política europea. “Los franceses somos
tan europeos como antes del referéndum”, repetía machaconamente
un diputado de la Francia eterna.
A todo esto hay que decir que la sesión la dirigía un
lord inglés que lo hizo muy bien, así como que había
nada menos que veinte traducciones simultáneas. En los clásicos
idiomas, así como el magyar, polaco, esloveno, danés, maltés,
lituano, letón… Increíble.
Tras la pausa del café hubo una ponencia dirigida por el secretario
general adjunto de la Comisión Europea sobre el control parlamentario
a las evaluaciones del impacto de las adhesiones antes de que Jhon Prescot,
adjunto al primer ministro Blair nos contara cómo veía el
actual momento europeo, con una Europa con granos en la cara.
Prescot con aspecto de bulldog se la pasó diciendo que él
no es antieuropeo y que le carga aguantar lo que dicen sobre lo antieuropeos
que son los británicos cuando cada país, sin decirlo, hace
lo mismo; la identificación de Lores y Comunes, la no creencia
en una constitución escrita y una ampliación que ha desafiado
todo lo anterior, teniendo en cuenta que quedaban muchas fases de desarrollo
común. Nos decía que ellos eran partidarios de una Europa
fuerte con áreas fuertes en asuntos claramente comunes.
El hombre se sometió a las preguntas de los allí presentes.
Un francés le dijo que Europa quiere despertar a la cenicienta
británica pero ésta sigue durmiendo a pesar de los besos.
Eso le sirvió a Prescot para explicar una vez más que no
eran antieuropeos, aunque siempre queda la duda de que este marasmo, el
debate sobre Turquía y hasta las peticiones de Marruecos y Túnez
les vienen de cine para salvaguardar su insularidad y su vínculo
atlántico.
Todos los presentes en aquel hemiciclo nos sacamos una foto con Prescot,
que nos entregaron al día siguiente, pero era imposible distinguir
a nadie, ya que había mucha gente, la misma que en la comida que
nos sirvieron en aquel recinto, que no estuvo mal.
Estirar un poco las piernas y volver a la sacristía para, en
vista de los desarrollos para la ratificación del tratado constitucional
debatir por la tarde los aspectos parlamentarios del Tratado incluyendo
la reunión del Consejo en escenarios públicos así
como el que exista un mayor control parlamentario de la subsidiariedad.
Terminó todo eso de las cuatro y media y hasta las cinco y media
había una reunión de los presidentes de las delegaciones
para poner en común el acuerdo sobre el proyecto de Contribución.
En nuestro caso, no pudo ser. La señora Palacio del Valle Lersundi,
se había ido para no volver.
Fuimos andando al hotel. El tiempo que hacía era increíble
por bueno. Turistas españoles a manta, gente en bicicleta para
no tener que coger el metro y, a las seis en uno de esos barcos acristalados
pasando debajo de los puentes, incluso por aquel donde apareció
colgado Roberto Calvi, llegamos a Greenwich donde nos dieron una cena
en el gran hall del viejo colegio naval pintado todo él con unos
frescos espectaculares. Al fondo unos arpistas que no se oían,
unas palabras y una cena inglesa. La vuelta fue en autobús.
EL SECRETARIADO DE LA COSAC.
El martes once de octubre acabó la reunión tras una mañana
discutiendo los reglamentos de la COSAC sobre los temas que pueden ser
objeto de discusión en el futuro en la COSAC.
Así como hay reuniones donde apenas habla nadie pero si se somete
a la discusión de qué color tiene que ser la caseta del
perro, para eso intervienen todos, en esto de los reglamentos los del
PNV no debemos ser excepción ya que todos entraron al trapo, durando
la reunión cuatro horas.
El actual secretariado de la COSAC se compone de tres funcionarios de
parlamentos estatales de la troika por un período de 18 meses cada
uno. Un funcionario del Parlamento Europeo por el mismo período
y un funcionario permanente que es un funcionario de un parlamento estatal
nombrado por los presidentes de la COSAC bajo propuesta de la troika.
Actualmente es un danés que ha hecho un buen trabajo. Las oficinas
están situadas en el Parlamento Europeo en Bruselas.
Sinceramente no sabía qué funciones tenía todo
este tinglado que es un núcleo más de poder de esa maraña
comunitaria pero a la que ellos le daban mucha importancia para preparar
este tipo de reuniones, para hacer un report cada seis meses sobre la
evolución de los procedimientos y prácticas europeas en
relación con el control parlamentario, tener un servicio de archivos
de la COSAC, asegurar el mantenimiento en Internet de www.COSAC.org, etc.
Apunté un dato. De los 25 estados miembros de la Unión
Europea, trece tienen parlamento unicameral y doce bicameral. En razón
de esta mezcla de sistemas bicamerales y unicamerales hay 37 cámaras
parlamentarias estatales en los 25 estados miembros de la Unión
Europea. Y la COSAC se ocupa de ellos. La verdad, que en esta reunión
de Londres, presididos por Lord Grenfell, de la Cámara de los Lores
y de Jimmy Hood de la de los Comunes, que lleva presididas tres COSAC
y eso le define como un polçitico duro de pelar, todo estuvo muy
bien. Quizás porque Ana de Palacio no intervino y se fue como había
venido. Como una exhalación. Quizás su Aznar le había
llamado.
LLEGADA CON SUSTO
Euskaltel tiene un buen servicio de publicidad y promoción. El
famoso grito de ¡¡¡¡Patxi, Patxi!!!! se hizo famoso
y buena es la publicidad, aunque no tanto.
Resulta que estando en Londres, el cartero trajo a casa un sobre blanco
que decía en su remite: “No abrir antes de las 22:00 horas”.
En euskera y castellano. Lógicamente vivir en Euzkadi tiene sus
alertas. Y en casa, se asustaron. Llamaron a la Ertzantza. Pero, afortunadamente,
no era nada de lo imaginado.
Se abría el sobre y había otro que decía: “Antes
de las 22:00, NO”. Y dentro, otro que decía: “Hasta
las 22:00. NO. No es tanto tiempo”. Y dentro, otro más pequeño:
“Ya queda menos para las 22:00”. Al final aún otro:
“Esta es tu última oportunidad de esperar”. Y al final
una tarjeta naranja: “Internet a 3 megas. Para los que no soportan
esperar”.
Buena publicidad si se trata de llamar la atención, pero…
Habrá que hablar con la COSAC.
Palmerton decía que Inglaterra no tiene amigos ni enemigos, sólo
intereses permanentes. En la reunión de la COSAC lo volví
a comprobar.
|