Querida Leonor de Borbón y Ortiz,
Aunque aún no hayas llegado a tu primer día de vida te
escribo una carta que quizá algún día leas. Tu
nacimiento ha despertado una gran expectación, vimos como llegaban
tus padres al hospital donde has nacido, nos informaron que eras una
niña y que te llamabas Leonor, vimos como tus abuelos, orgullosos,
te visitaban y como recibías las felicitaciones y regalos de
señores que no conoces. Ahora no lo sabes pero tú, Leonor,
has nacido con unos privilegios que no tendrán los otros niños
que han nacido el mismo día y a la misma hora que tú.
Tendrás una infancia de cumplidos y regalos, te llenarán
de elogios y reverencias. Tendrás un oficio para toda tu vida,
hayas o no estudiado, seas mujer de provecho o frívola encantadora,
te cases con un plebeyo o un señor. Nadie discutirá tu
estatus ni te obligaran a ganar-te la vida con el sudor de tu frente,
encontrar trabajo, concurrir a oposiciones, licenciarte y hacer masters,
participar en comicios y elecciones. Algún día te coronaran
Reina y tu imagen, joven o mayor, aparecerá en sellos, en monedas,
inaugurarás consejos, cimeras, edificaciones o exposiciones y
sobre ti caerá un velo de protección que impedirá
que alguien te critique, ahonde en tu vida íntima o ejemplifiquen
tus errores. Como hoy mismo, toda tu vida serán elogios a la
sencillez de tu vida, la simpatía que irradiarás aún
tengas un mal día.
No lo sabes i quizá un día cuando seas mayor los libros
de historia que deberás leer lo explicarán, pero antes
de tu nacimiento, el mismo día del natalicio, todo el mundo hablaba
del Estatuto de Cataluña, el proyecto que los catalanes hemos
presentado para regular nuestro autogobierno para los próximos
años, para los años que te han de ver crecer. Los que
hasta el momento se mostraban inamovibles ante cualquier cambio en el
status quo actual del Estado, en una nueva formación del Estado
que permita que los catalanes nos sintamos cómodos en un Estado
plurinacional i plurilingüistico, federal, ahora en seguida se
muestran encantados en reformar la Constitución y las leyes que
sean necesarias para eliminar la estúpida norma que haría
que un futuro hermano tuyo te quitara el derecho a convertir-te en Reina,
cuando sea el momento. Aquellos que pensaban que un replanteamiento
del Estado, supondría la desaparición del mismo Estado
no tienen objeción alguna a reformar la Ley fundamental en otros
temas.
Seré franco, no creo en la monarquía, soy republicano.
Para mi la única reforma posible en la institución de
la que tu eres su última incorporación es su conversión
en un auténtico régimen republicano, verdaderamente democrático,
donde exista una auténtica igualdad entres todos, todos los ciudadanos
y donde la alta magistratura que un día quizá ocupes la
pueda ocupar cualquier ciudadano del Estado.
La monarquía es un sistema antiguo, basado en el privilegio
de la saga, el linaje y el apellido, el cargo hereditario y vitalicio.
La republica no es solo un sistema de gobierno, sino una visión
de la sociedad en base a la ciudadanía y la igualdad.
Antes de finalizar me atrevo a hacerte dos peticiones:
Cuando ostentes el cargo para el que serás educada, para el
que has nacido, me gustaría que tuvieses en cuenta que el Estado
al que representarás, interna y externamente, es un Estado compuesto,
plurinacional, formado por diferentes naciones, plurinlingüistico,
con diferentes lenguas, y pluricultural, con diferentes culturas en
su haber. Aprende estas lenguas, participa estas culturas, utiliza el
catalán, el vasco, el gallego en tus actos, visitas y alocuciones.
Sé garante de la pluralidad y no negadora de la diversidad, como
tentado estuvo tu abuelo.
Y si realmente quieres ocupar el cargo más relevante del Estado,
deseas ser Jefe del Estado, te animo a que dentro de una futura república
plurinacional y pluriestatal, te presentes a unes elecciones y si tu
carisma, personalidad y trayectoria complacen al pueblo, te conviertas
democráticamente en Presidenta de la República Federal
Española.
Atentamente,
Joan Safont i Plumed,
Un republicano independentista catalán.