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  LO QUE LE DIJO UN SEVILLANO A ENRIQUE IGLESIAS
 
Octubre de 2005

 

“Paciencia y prudencia. Verbal continencia. No mostrar mucha ciencia. Presencia o ausencia, según conveniencia”.

Contando esta máxima que le dijo un sevillano para andar por la vida, el martes 25 terminaba Enrique Iglesias, no el hijo de Julio Iglesias, sino el Secretario General Iberoamericano, su comparecencia en la Comisión que para estos menesteres tiene el Senado.

Enrique Iglesias, asturiano de Arancedo, emigrante en Uruguay de cuyo Banco Central fue presidente, fue asesor de Naciones Unidas para nuevas energías y renovables, secretario general de la CEPAL, canciller uruguayo y últimamente presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, donde ha llevado a cabo una gestión brillante que ha consolidado una entidad financiera de primer orden.

Como ya he contado en otras notas, Iglesias se estrenó en Bilbao como secretario general de este invento iberoamericano y su primer trabajo de verdad lo tuvo en Salamanca. En el Senado, ese día, comparecía por primera vez para contarnos en qué iba a consistir su trabajo.

Tras la comparecencia tuvo lugar un almuerzo. Allí me dijo que estaría el día uno de noviembre en la misa del Padre Lezama que le ha pedido al Cardenal Rouco una parroquia. Todos los años acude a Amurrio a una reflexión que el cura les organiza en un caserío que tiene en su pueblo. Me dijo también que anduvo buscando en Gasteiz un recuerdo judío ya que tras la expulsión de éstos por Isabel la Católica, un grupo se quedó en Vitoria teniendo un cementerio en Gasteiz tutelado por los judíos de Bayona, Judizmendi. Me dijo que le gustaba el paisaje vasco que es como el asturiano aunque menos escarpado.

IBEROAMERICA

Su intervención nos ilustró en relación a sus planes. Empezó diciéndonos lo siguiente:

“Me siento muy contento por haber sido invitado a asumir esta responsabilidad. Cuando tuve ocasión de hablar el otro día ante los jefes de Estado y de Gobierno dije que asumía esto con mucha ilusión y una gran convicción. Ilusión porque se trata de poner en marcha un nuevo proyecto y me da la posibilidad de trabajar con ideales compartidos por otros países, lo que supone una gran oportunidad para cualquier persona, e ilusión de poder construir algo a partir de grandes objetivos. Tengo también la convicción de que estamos en presencia de una comunidad iberoamericana que en este momento puede tener un nuevo papel renovado en la Comunidad Internacional y entre los propios países miembros que forman parte de dicha comunidad.

La idea de creación de esta comisión parte de esta primera iniciativa, que ha tenido nueve años de gestación por lo que es un parto muy bien elaborado. Creo que es una gran idea, y es el resultado más importante de esta Cumbre de Salamanca, porque de ahí partió la constitución de esta Secretaría como una nueva forma de apoyar a las comunidades iberoamericanas. Hasta ahora esas comunidades tenían su punto de encuentro fundamental en las reuniones de presidentes, jefes de Estado y de Gobierno. Se celebraron alrededor de 12 o 14 de reuniones sectoriales al año de ministros del ramo y se seguían 18 programas de cooperación dentro de espacio iberoamericano que se pusieron en marcha en el año 1998 en Bariloche.

Esta Secretaría lo es de la Comunidad Iberoamericana, con un punto central anual, que es la Cumbre, pero con dos bloques en paralelo: uno, el de reuniones sectoriales a nivel ministerial -que en algún momento llegaron a celebrarse 16 por año- y otro, los 18 proyectos que incluyen los programas de cooperación, que fueron identificados entre grupos de países que, inspirados en las Cumbres, han resuelto ponerlos en marcha.

El funcionamiento de la diplomacia en las Cumbres está siendo objeto de críticas y de revisiones, y hay argumentos para ello. En los últimos años se han celebrado muchas Cumbres, no sólo las iberoamericanas, porque la vocación de cooperación regional en América Latina es muy intensa, y es natural que los presidentes y la opinión pública se pregunten para qué sirven.

La pregunta es válida en cuanto a que nos obliga a dar sentido a la Cumbre, a darle sustancia para que la gente vea que es algo más que un encuentro protocolario y para que se convierta en un punto de partida para hacer cosas juntos. Por eso se ha concebido esta Secretaría, estamos en su proceso de formación, ya que apenas llevamos tres semanas, pero desde que se me ofreció esta oportunidad me he venido preguntado qué es Iberoamérica, y en esa discusión están interpelados los políticos, los intelectuales, los empresarios y los parlamentarios; todo el mundo tiene una visión de lo que es Iberoamérica.
Existe la comunidad iberoamericana, con rasgos bastante distintivos frente a cualquier otra comunidad. Yo señalaría algunos de ellos. Primero es una comunidad de países que comparten historia, lengua, tradiciones, valores y últimamente intereses, estos antecedentes la convierten, quizá como ninguna otra, en una región segura. A lo largo de la historia ha habido conflictos, y los sigue habiendo, pero en el terreno internacional una de sus características es que es una zona de paz y seguridad, lo que hay que valorar sobre todo en el mundo en el que vivimos. Como digo, ha habido conflictos en el pasado. La historia ha sido cuestionada pero, en conjunto, comparada con otras regiones es realmente una zona caracterizada por la paz y la seguridad.

Un segundo elemento tiene que ver con la confianza recíproca que se ha ido generando entre los países. Esa confianza existe entre los dos extremos del Atlántico, pero también existe de forma intensa dentro de la región. El trato y la forma en que se discute en estas comunidades es bastante distinta, hay menos reticencias, y en ello tuvo mucho que ver el retorno democrático en España y en América latina, que fue generando una cierta capacidad de confianza, ciertamente muy valiosa.

El tercer rasgo es que se han ido generando relaciones de intercambio muy importantes con España, que en los últimos años se ha convertido en el segundo inversor en América latina, y eso ciertamente marca un punto muy alto e importante de los intereses recíprocos.

También existen esas relaciones dentro de la región iberoamericana. En Iberoamérica se empieza a hablar de integración muy pronto, en el año 1952, antes de que se formase la Unión Europea. En 1959 es lanzado el primer esquema de Zona de Libre Comercio, y hoy tenemos una gran cooperación para el desarrollo entre los países, cuatro esquemas de Integración Subregional, más de 25 esquemas de Asociación y Zonas de Libre Comercio, una expansión hacia afuera con Estados Unidos, con Europa -es el caso de Chile y Méjico- y con Asia. Es decir que la dinámica de cooperación dentro de la región iberoamericana es muy grande, por ello los intereses económicos se han ido profundizando de forma muy intensa en los últimos años.

Otro de los rasgos son las migraciones. En este momento se producen movimientos hacia este país, pero en otra época se producían a la inversa. Ahora están viniendo hacia España. Casi 2 millones de emigrantes iberoamericanos en este país es una cifra realmente importante. En este momento las remesas que salen de España para América se estiman en 2.000 millones de dólares, el Banco de España señala que podría llegar a 6.000, cifra muy significativa y que se constituye en un aspecto importante en la relación entre España e Iberoamérica. Ha cambiado la naturaleza de la inmigración, es muy diferente a la de hace años, que se producía de norte a sur. Éste es el caso de mi familia.

Un quinto elemento es que no hay ninguna otra región del mundo -quizá la Unión Europea pueda ser un elemento comparable- con un entramado tan grande de relaciones, de organizaciones no gubernamentales, de empresarios, de parlamentarios, de organismos creados ya hace muchos años: la Organización Iberoamericana de Educación es del año 1949, también están la OIJ, (Organización Iberoamericana de la Juventud) y la Seguridad Social. Hay un entramado muy intenso, y a veces habría que inventariarlo. Nosotros no somos capaces de tener una idea clara de hasta dónde llegan esas asociaciones que parten de España y de algunas de sus regiones. Todo eso marca un campo muy fértil para hacer cosas.

Otro aspecto muy importante es que hay una sinergia muy grande entre la capacidad que tiene esta comunidad de actuar como tal y los esfuerzos que se están haciendo a nivel regional y subregional. En una charla que tuvimos ayer lancé la idea de que esta comunidad iberoamericana no es antagonista de nadie, está a favor de todos los esfuerzos que puedan llevar a mejorar las condiciones de vida y el desarrollo económico de nuestro país, y en ese sentido veo esta comunidad y su Secretaría como algo que puede colaborar en los esfuerzos que se vienen haciendo a nivel subregional, intensificando las contribuciones que pueda hacer esta comunidad. Éste es el punto de partida sobre el cual organizar esta Secretaría.”

SU TRABAJO

“¿Cuáles son algunos de los activos que tendría la constitución de una secretaría? En primer lugar, que tiene detrás a los jefes de Estado; en ese sentido, es una comunidad que se beneficia de reuniones anuales que le dan el más alto nivel político para el apoyo a las acciones que puede emprenden. En segundo lugar, que hay el reconocimiento de la búsqueda de la convergencia en la diversidad. Estamos en presencia de países diferentes en su tamaño, diferentes en su grado de desarrollo, incluso diferentes en su organización política, diferentes también en cuanto a las distintas formas de encarar sus políticas económicas. Pero existe un grado de tolerancia y de pluralismo que es importante destacar y que forma parte también de un activo significativo.

Las catorce reuniones precedentes fueron generando un acervo de principios: de compromiso con la democracia, compromiso con los derechos humanos, compromiso con el desarrollo social, compromiso con el multilateralismo de las Naciones Unidas y de sus órganos correspondientes, con la solución pacífica de las controversias, con la diversidad cultural, con la cohesión social, con la protección del ambiente, etcétera. Hay todo lo que se ha llamado un acervo de principios que han sido aprobados a través de los años, que forman parte de un cierto capital sobre el que se debe asentar la construcción de una acción de la Secretaría.

Uno de las cosas importantes que ocurrieron el otro día, que para mí es fundamental, es el hecho de que estas Cumbres se han podido abrir a otros interlocutores, comenzando por los parlamentarios, que se reunieron en Bilbao, siguiendo por los empresarios que se reunieron en Salamanca y continuando también por la sociedad civil, que también se reunió en Salamanca. Considero que esto es muy importante. La Cumbre dejó de ser un coto cerrado de gobiernos para abrirse en estas direcciones que son muy importantes para dar una nueva vitalidad a ese tejido de colaboración que supone lo iberoamericano y a la labor que dentro de ello puede jugar la Secretaría apoyándose en estas nuevas aperturas.

Considero que también es muy importante lograr un gran equilibrio; es decir, cualquier tipo de hegemonismo podría romper lo que es fundamental, que es una agenda compartida. Es fundamental intentar que todos los países confluyan a definir una agenda sobre la cual trabajar.

CUATRO PUNTOS DE UNA AGENDA DE TRABAJO

¿Cuáles son las cuestiones centrales sobre las que la Cumbre de Salamanca dio ciertas pautas sobre las que estamos tratando de construir una agenda de trabajo?

La creación de la Secretaría -como indiqué anteriormente- es un punto de inflexión y, por lo tanto, me parece fundamental construir una agenda, una hoja de ruta. Hay cuatro grandes sectores sobre los que pensamos construir la acción de la Secretaría en apoyo a esa comunidad. En primer lugar, en el plano político, las pautas políticas. La incorporación del sector parlamentario es muy importante -esto no existía antes-; hoy tenemos algo que se pretende regularizar como algo permanente en la contribución a las Cumbres iberoamericanas. Además, se comienza a pensar en la Secretaría como un órgano que, de alguna manera, puede ser un vocero de la comunidad, con toda la prudencia que significa crear eso, que no es una cosa fácil. Una expresión del interés colectivo es esperar a que las Cumbres tengan una secretaría. Lo hemos visto, por ejemplo, cuando se nos pide que nos ocupemos de informar sobre Haití o cuando uno va de misión a Centroamérica, como fue su majestad la Reina el otro día y la Secretaría estuvo representada en ellos. De alguna forma tenemos ahí una capacidad de interlocución nueva. Habrá una cierta vocería de la comunidad apoyada en la Secretaría. Eso se va construyendo poco a poco, es muy difícil entrar a asumir una representación que se va a ir legitimando en el ejercicio prudente de esa capacidad de acción que puede tener la Secretaría.

Pero hay algunos temas políticos que tienen una especial relevancia y que al parecer fueron sancionados el otro día por los jefes de Estado. Por ejemplo, en el terreno político, el hecho de ocuparnos de la cuestión de las migraciones, y espero que tengamos el año que viene una conferencia sobre migraciones, que va a ser muy importante y nos va a proyectar a la opinión pública, que por supuesto no pretende resolver el problema en una reunión, sino que se comience a conversar. ¿Para qué? Para comprender cuáles son los problemas reales de los países emisores y de los países receptores. Y si realmente logramos establecer un diálogo donde todo el mundo sepa cuáles son los problemas recíprocos del otro, tendremos la capacidad de poner un poco de orden en este proceso tan importante como son hoy las corrientes migratorias.

Otro segmento es la pauta económica. Yo tendría mucho interés en tener una reunión con el empresariado ya que, de alguna forma, los intereses crecientes que han aparecido son muy importantes y hay muchas cosas que estamos pensando en organizar en torno a esos intereses, por ejemplo, comenzando este año que viene con la cuestión de la profundización de la bancalización, materia con la que España ha sido muy exitosa y habría que llevarlo a tierras de América; el asunto de la energía está dedicado fundamentalmente a las energías nuevas y renovables; por ejemplo, alianzas en materia de turismo, que son muy importantes fundamentalmente para América; la cuestión de la asociación público-privada para financiar infraestructuras; las pequeñas y medianas empresas y así sucesivamente.

Tenemos una serie de oportunidades para poder trabajar, lo cual nos va a dar la oportunidad de poner algo concreto. En ese sentido, pensamos tener un consejo asesor del sector privado de la Secretaría y un encuentro anual de empresarios abierto precediendo a las Cumbres, como se hizo en Salamanca. Éste es un hecho nuevo que nos permite traer al seno de la atención?’ de los jefes de Estado este tipo de presencia, que es ciertamente muy importante, sobre todo para América, pero también para ustedes. La apuesta que ha hecho España en materia de inversión ha sido una apuesta inteligente -espero no equivocarme- y se va a percibir poco a poco, pues es un factor muy importante también para el desarrollo de la economía de este país, y ni qué decir de la economía de América.

El tercer gran cluster es el tema social. También hubo una reunión en Salamanca del Consejo Asesor de la Sociedad Civil. Queremos ver cómo podemos hacer que las Cumbres apoyen las metas del milenio, fundamentalmente la lucha contra la pobreza, la exclusión, el desempleo, y se abrieron varios frentes sobres los cuales vamos a tener que trabajar junto con los organismos que ya existen. Por ejemplo, se habló del espacio educativo. Si hay algo realmente en lo que no hay forma de equivocarse es todo lo que podamos hacer para ayudar a la educación, especialmente la universitaria; el espacio del conocimiento, particularmente en el área de ciencia y tecnología; el espacio de la cooperación judicial, que ya existe en este momento o el espacio de la seguridad social. Una de las cosas sobre las que en lo personal tengo un interés muy particular es ver si podemos crear en este país, junto con un punto de apoyo en América, una escuela iberoamericana de gobierno. ¿Por qué? Porque considero que será donde haya más que hacer en América Latina, fortalecer la capacidad de acción de los gobiernos y de los poderes ejecutivos o poderes locales; todo eso abre un campo a una acción que queremos privilegiar.

El cuarto gran segmento es toda la parte cultural. Ya están las bases de una carta cultural iberoamericana. Si hay algo que realmente puede exhibir la comunidad iberoamericana es su afinidad cultural. No hay ningún otro colectivo que tenga tanta identidad como valores culturales como tiene Iberoamérica. Vamos a tratar de concentrarnos en las industrias culturales, porque son las que realmente van a generar empleo y capacidad de movilización de recursos en ambos lados del Atlántico.

El último tema que quiero mencionar y también se discutió algo que tiene un valor intrínseco -yo decía que la Secretaría es un punto muy alto de la Cumbre de Salamanca y el otro es la proyección internacional de la Secretaria- y mencioné el caso de la vocería por parte de la Secretaría. Tenemos que proyectar hacia fuera esta comunidad, y para eso está la Secretaría. Tenemos que proyectarla a las relaciones con Europa, a las relaciones con las comunidades hispánicas en los Estados Unidos -son 45 millones, es el segundo país hispánico del mundo, detrás de Méjico y compitiendo en número de población con Colombia-; con Asia. Es decir, la idea de proyectar la comunidad hacia fuera tiene una gran riqueza, con la cual deberíamos poder trabajar. Para ello hemos pedido el ingreso como observadores de las Naciones Unidas; vamos a tener un programa con la Unión Europea, y veremos cómo hacemos lo mismo con la Casa Asia; haremos lo mismo con las comunidades en los Estados Unidos y todo eso nos permitirá una extensión del concepto comunitario iberoamericano con reflejos hacia fuera, pero también hacia dentro, porque de alguna manera ésta presencia hacia fuera fortalece también lo que podamos hacer dentro de nuestro territorio. Todo eso es a lo que nos lleva esta Secretaría.

Para terminar, considero que estamos en un momento muy especial en América Latina, donde hemos aprendido mucho de las lecciones de las últimas décadas -lecciones muy duras- y hoy también muy fértiles para hacer mejor las cosas. Creo que tenemos cuatro grandes áreas donde debemos trabajar. Tenemos que hacerle frente a los temas sociales, que son tan dramáticos en la región, y para ayudar en ese campo tenemos que ver qué puede hacer esta comunidad. Tenemos que atender a la productividad en América Latina para crecer mucho más de lo que lo estamos haciendo. En este sentido, el aporte que la comunidad puede hacer, sobre todo en materia del conocimiento, será muy importante y relevante, como lo será en materia de inversión. El aporte institucional, la reforma del Estado, que es una de las cuestiones pendientes más importante en la región y, por supuesto, la apertura externa. En todas estas líneas tenemos algo que hacer como comunidad y, de alguna manera, enriquecer una agenda de cooperación.

Creo que América Latina vive un momento muy especial, quizá el más importante que ha tenido en su historia contemporánea, y es que por primera vez nos encontramos con que las materias primas, tan importantes en la región, comienzan a ser revalorizadas por el ingreso de Asia al mercado mundial. Eso nos da una suerte de oportunidad única porque nunca la hemos tenido, ni siquiera a principios del siglo XX, con el ciclo inglés dominando la esfera económica internacional. Nunca fue tan importante privilegiar la inmensa riqueza de esta región en energía, en minerales, en agricultura, en recursos forestales y marítimos. Esa enorme dinámica que supone el ingreso de Asia -dinámica positiva y negativa, porque tenemos los dos lados- abre una oportunidad muy grande a la región que creo que tenemos que vigorizar.

Hay un momento muy importante que hemos puesto de manifiesto en la reunión y que de alguna manera ha estado recogido por varios jefes de Estado, y es que en el año 2010 se celebran los 200 años del inicio de la gesta independentista de América. Creo que una celebración de esa fecha, en la que la ex-potencia colonial y las ex-colonias celebran juntos este hecho es un gran mensaje a la humanidad y nos da un punto de apoyo para vigorizar la agenda que tenemos por delante.

Precisamos mucho del apoyo político de los gobiernos, del apoyo de ustedes, de los parlamentos; precisamos del apoyo de la opinión pública, para lo cual la prensa tiene un papel fundamental, y precisamos también organizarnos nosotros. Tenemos una pequeña secretaría y vamos a tratar de hacerla funcionar lo mejor que podamos. Nos sentimos muy apoyados por España en todos los niveles y en todos los rincones, que quieren ver en esto un éxito, una política de Estado, una política que sea compatible con lo que ha sido siempre, que es la vocación de España de proyectarse hacia América como parte de un mismo concepto humano, cultural y valórico.”

El señor PRESIDENTE:

Por el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos, tiene la palabra su portavoz, el senador Anasagasti.

El señor ANASAGASTI OLABEAGA:

Muchas gracias, señor presidente.

“Señor Iglesias, aunque había oído hablar de su trayectoria y últimamente, de su trabajo en el Banco Interamericano de Desarrollo, no había tenido oportunidad de conocerle personalmente hasta el año pasado, en Costa Rica, con motivo de la Cumbre iberoamericana, ya que una delegación parlamentaria viajó a aquel país, por decisión de las Cortes Generales y estuvimos con usted. Tuvimos el acompañamiento musical de un terremoto y nos marchamos antes de lo debido, pero lo cierto es que los parlamentarios anduvimos un poco como alma en pena porque no teníamos mucho que hacer, ya que las reuniones se celebraban a nivel de jefes de Estado y de Gobierno.

La reflexión que hicimos a la vuelta de aquel viaje fue que, habida cuenta de que la próxima Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno se iba a celebrar en Salamanca, sería interesante dar ese complemento parlamentario al ejecutivo y se acordó la creación de un foro iberoamericano de Parlamentos en Bilbao. Eso contaba con una doble novedad: por un lado, era la primera vez y, en segundo lugar, se celebraba en Bilbao, lo que no deja de ser sobresaliente porque en los últimos tiempos lo vasco, en general, se había vinculado a otro tipo de iniciativas violentas y no se organizaban reuniones internacionales, precisamente por eso y por el boicot del gobierno.

Se organizó relativamente en poco tiempo, aproximadamente en tres meses. A nuestro juicio se trabajó muy bien y se aprobaron cuatro ponencias del mayor interés. Hubo una buena representación de presidentes de Parlamentos Iberoamericanos -creo que fueron trece- y, además, una representación general de otros representantes de nivel muy a tener en cuenta. En este sentido, todos salimos de allí poco menos que tirando cohetes, creyendo que se había hecho algo importante, que se había dado un paso y, como usted ha dicho, se revitalizaban el foro de jefes de Estado y de Gobierno, ya que adquierían un mayor eco en la propia sociedad porque, precisamente, si algo tienen de legitimidad los Gobiernos es que surgen de los Parlamentos o están controlados por los mismos. Por tanto, no se puede desconocer la importancia del parlamentarismo a la hora de hablar de planteamientos iberoamericanos, de cara al futuro.

Sin embargo, tras haber estado presente en Salamanca tengo que decir que me entristeció que en los cinco discursos de apertura de la propia Cumbre, sólo se hiciera una mención a la reunión celebrada en Bilbao. Además, tampoco existió la posibilidad de que quizá, el presidente de las Cortes Generales o una delegación parlamentaria pudiera, aunque fuera por breve tiempo -diez minutos, veinte o media hora-, haber explicado a los jefes de Estado y de Gobierno las cuatro ponencias que se habían aprobado en Bilbao.

Es decir, he experimentado cierta desilusión -y ésta sólo se produce cuando se pone ilusión en las cosas-, porque no sé si en la próxima reunión que tendrá lugar en Uruguay -aunque desconozco si usted tiene una varita mágica-, se va a poder hacer en este año algo importante con las cuatro ponencias aprobadas, si se les va a poder dar cierta coherencia, porque de otra manera no será más que la convocatoria de un foro por un foro, un ateneo muy simpático, donde nos reuniremos, nos saludaremos y tomaremos pinchos y canapés estupendos, pero todo se quedará en eso. Digo esto con cierta preocupación porque lo he comprobado en Salamanca, hace escasamente quince días.

Asimismo, me gustaría hacer una pequeña crítica con respecto a la sede elegida para la Secretaría que, según tengo entendido, se va a ubicar en Madrid. Usted habría podido pedir que estuviera en Asturias, por ejemplo, porque precisamente Madrid no tuvo nada que ver con la empresa colonizadora o descubridora. Personalmente, como vasco, me hubiera gustado que estuviera localizada en Gernika, Bilbao, San Sebastián o Vitoria pero, en cualquier caso, me da la impresión de que se ha hecho un flaco servicio a la propia Salamanca, que cuenta con 40.000 estudiantes, que es una ciudad muy atractiva y que está muy cerca de Madrid. Siempre se ha primado a Madrid, a cuenta de que aquí están las embajadas y los ministerios, pero creo que hay que partir de la base de que su trabajo carece de territorialidad y hubiera sido una sede mejor par la Secretaría, con mayor resonancia, y que hubiera recibido un tratamiento mejor y con mayor eco si se hubiese elegido otro lugar.

Usted ha planteado dos aspectos respecto a los pilares con los que ha de contar su actuación como secretario general. Ha hablado de iniciativas de tipo político, pero es evidente que la política es terreno peligroso porque surgen discrepancias y enfrentamientos, tal y como hemos podido comprobar en la última reunión que ha tenido lugar en Salamanca.


Usted ha dicho que le gustaría ser portavoz de intereses colectivos pero, ¿hasta qué punto va a ser usted prudente? Lógicamente, los intereses colectivos están basados muchas veces en algo tan fundamental como los derechos humanos y no podemos hablar de respeto a los derechos humanos en un país como Cuba u obviar la dramática situación que está viviendo Venezuela, en la que la clase media se está marchando porque no puede vivir en aquel país mientras políticos connotados están siendo perseguidos. Lógicamente, esto tiene una traducción política y aunque usted en este momento vive en una especie de estado de gracia, me da la impresión de que lo perderá dentro de poco -y no quiero ser agorero-. Si realmente quiere ser vocero de intereses colectivos se va a encontrar con la dura realidad y la dura realidad es esa, a no ser que se limite a hacer planteamientos tan genéricos que no contenten a nadie pero tampoco disgusten a nadie, quedándose todo en agua de borrajas. En este sentido, me gustaría recordarle que España ingresó en la Unión Europea en 1986 porque anteriormente, el franquismo estuvo vetado en Europa ya que no respetaba la democracia y los derechos humanos. Evidentemente, se trata de un tema muy importante con el que usted se va a encontrar a la vuelta de la esquina.

Ha hablado de la carta cultural y de las industrias culturales y me gustaría que nos avanzara algo más al respecto. En este sentido, sería interesante que se centrara en algo que también tiene su importancia y que está adquiriendo carta de naturaleza: el indigenismo, que no sólo es una realidad social sino también cultural. Lógicamente, están llamando a la puerta, están pidiendo su ubicación en este foro, que no es únicamente hispano o luso-hispano sino que también tiene unos componentes indigenistas muy importantes, tal y como estamos viendo en Bolivia, en Ecuador o en otros países.

Finalizo mi intervención agradeciendo su participación en esta Comisión y haciéndole la siguiente pregunta: ¿en qué situación queda la Organización de Estados Americanos? Sabemos que la Organización de Estados Americanos incluye a Estados Unidos y que es una organización con unos estatutos aprobados y sabemos cómo funciona y cómo deja de funcionar, e incluso las dificultades que se han producido para elegir a su secretario general -el chileno, señor Insulza- pero, ¿cree usted que no se producirá una colisión en el futuro con la Organización de Estados Americanos?

Muchas gracias, señor presidente.”

El señor SECRETARIO GENERAL IBEROAMERICANO (Iglesias García):

“Muchas gracias, por esta muy intensa serie de presentaciones, muy informadas, por cierto. Debo decirles que me siento muy bien impresionado por la forma en que esta comisión está abordando este tema. Es una manera de apoyar realmente el surgimiento de esta Secretaría el que ustedes acompañen de forma tan prolija y minuciosa cada uno de los problemas que rodean a su constitución.

Déjenme decirles, de entrada, que soy muy consciente de las dificultades que tiene armar una secretaría de este tipo. Tengo solo 35 años trabajando en organismos internacionales, de manera que conozco muy bien los problemas, las lunas de miel, los desgastes. Todo eso no está para nada lejos de mi experiencia en el largo periodo que llevo en este tipo de actuaciones.

¿Qué presupuesto tenemos? Poco, pero suficiente como para funcionar. Por ahora, el personal de la Secretaría no va a superar los 40 miembros, entre administrativos, técnicos, etcétera. Por tanto, trataré de mantener el presupuesto lo más bajo posible, porque creo que tenemos que tercializar muchas cosas y usar el sistema que ya existe, como las organizaciones ya creadas en el sistema iberoamericano. En su conjunto, el presupuesto asciende a 5.3 millones de euros, lo que supone una vez y media lo que era el presupuesto de la Secretaría de Cooperación, pero además hay un presupuesto llamado de cooperación voluntaria, donde esperamos juntar recursos para poder complementar en lo necesario. Por tanto, no es mucho, pero tampoco es poco y podemos empezar a funcionar así.

Lo que es importante -con ello respondo a una pregunta que se hizo más adelante- es que en el presupuesto del anterior órgano, una Secretaría de Cooperación, la relación era 80 Europa a 20 América, una relación que no me parece la deseable. Lo adecuado es 50 a 50, 50 Latinoamérica, 50 la península ibérica. Eso es lo que debe ser. No obstante, aunque no se pudo lograr, sí se consiguió que bajara a 70-30, 70 para la península ibérica, es decir, que uno supone que Portugal va a tener algo así como el 10 por ciento. Esto significa que España bajaría del 80 al 60, pero creo que quedó claro en las discusiones que la tendencia es ir a la igualación. En definitiva, creemos que hay que aprender de lo que ocurrió en las décadas anteriores y consideramos que, si esta es una aventura realmente compartida, todos han de compartir también la financiación. Y a eso es a lo que hay que tender.

Por otra parte, estamos preparando ya las convocatorias y estamos tratando de que se produzcan balances políticos. En este tipo de organizaciones necesitamos que haya una cierta representatividad. Así, en la Secretaría tengo dos directos colaboradores, una persona es brasilera -somos más de 200 millones y el 40 por ciento de la comunidad son brasileros- y otra es mejicana. Por tanto, eligiendo personas adecuadas, pretendemos que haya un cierto balance de nacionalidades en la cúpula superior.

También debo decir que el Gobierno ha actuado con mucha seriedad en este campo. No he tenido ningún tipo de presión en ningún sentido respecto a estos cargos. Incluso, me han indicado la preferencia de que en los mismos haya una alta participación de iberoamericanos, cosa que está sucediendo y me parece muy correcto. La Cumbre se celebró en España, la Secretaría se ubica en este país, pero es muy importante que tratemos de que participe América en esas jerarquías. Por ejemplo, además de los dos secretarios aludidos, tengo como feje de gabinete a un nicaragüense, de modo que esta cúpula está claramente marcada y volcada en dar prioridad a la presencia de iberoamericanos.

Voy a dejar lo relativo a derechos humanos y democracia para el final, porque creo que es el tema central, que me gustaría aclararles mucho.

Se habló también de algunos temas vinculados a la acción parlamentaria. Como ustedes saben, las Cumbres cuentan con una secretaría permanente y una secretaría pro-tempore, que es la que organiza las reuniones. Y esta secretaría se ubica en Madrid, según determina el convenio constitutivo de Santa Cruz. Ahora bien, eso no quiere decir que no estemos pensando en que haya otras actividades que puedan estar dispersadas más allá del territorio español. Incluso, consideramos que algunas recibirán apoyo sobre todo si logramos que tengan puntos focales, Por eso, trataremos de contemplar ese tipo de diversificación también desde la consideración de la presencia física de la sede de esta Secretaría.

La próxima reunión se celebrará en Uruguay, donde tendremos ocasión de incorporar algunos de los puntos comentados. Creo que su señoría tiene razón, es decir, que se debe buscar la forma de que las conclusiones les puedan llegar directamente, y el que se presenten a los jefes de Estado puede ser una buena forma de hacerlo. Trataremos de vender esa idea a Uruguay, y creo que la aceptará si consideramos que estamos hablando de una Cumbre a nivel de los parlamentos. Yo sería el primero en defender esa propuesta.

El senador Anasagasti se han referido a la carta cultural, que está siendo definida en esos momentos. Pero eso no es fácil; de hecho, la Unesco todavía no lo ha logrado. En cualquier caso, como ya he dicho, esta comunidad tiene en lo cultural su punto de apoyo máximo; por tanto, debemos contar con ella. Y en ese proceso estamos.

Por otro lado, vamos a intentar trabajar en las siete industrias que la Unesco identifica como industrias culturales. ¿Por qué lo hacemos? Porque ya hay muchos organismos que se dedican a la cultura en sentido más general; desde el Instituto Cervantes a las distintas instituciones de la lengua hay un enorme capital en marcha que ha creado una riqueza a través del tiempo. Pero además de aquella parte de la industria cultural en la que ya hay algo hecho, como el cine o la industria editorial, habría que centrarse en otras actividades: la música, las artes plásticas, el diseño.., es decir, en todo aquello que, junto con la transmisión cultural, genera una actividad económica importante.

Precisamente trabajé en este asunto durante mi permanencia en el banco, y hemos creado una fundación cuya réplica podría estar aquí, si es que todavía no existe. Y es que, por ejemplo, la industria cultural en Méjico actualmente representa más del 6 por ciento de contribución al producto interior bruto, y en España ocurre lo mismo. Ese es el motivo de que estemos trabajando con industrias que generan empleo. Porque si en algo nosotros no somos pobres es en cultura. América no ocupa ningún segundo puesto en ese sentido; desde la literatura a la música, pasando por el arte, hemos generado movimientos que nos sitúan en la primera línea de la creatividad mundial. Y proyectar esa cultura, creando con ello empleo, es un instrumento de desarrollo económico, social y espiritual.

También se ha referido su señoría al indigenismo. Pues bien, en primer lugar diré que yo he asistido a las quince Cumbres que se han celebrado sobre esa materia. Y en 1991, durante mi etapa en el banco, propusimos la creación del fondo indígena. Este es un tema muy serio en América Latina que, como ustedes saben, se está expresando de forma muy activa en las calles. Es un complejo y preocupante movimiento de creciente presencia política. Pero ahí está, y hay que abordarlo; de hecho, ya forma parte de los proyectos que apoyan las Cumbres y la Secretaría General. En mi opinión hay que salir al frente de un movimiento que debe ser reconocido como tal. Piensen que estamos hablando de 50 millones de personas y de cinco países, en los que vive el grueso de las comunidades indígenas. Por tanto, es importante reconocer su existencia, y de alguna forma, ampararla.

Usted también ha hecho mención a nuestra relación con la OEA. Pues bien, no veo que exista colisión sino complementariedad, y así lo he dicho públicamente en varias ocasiones. Señorías, esta Secretaría General no puede ser considerada antagónica de ninguna otra. Por tanto, si la materia de trabajo es la misma, debemos complementarnos con el fin de alcanzar los mismos objetivos. Tenemos colaborar con la OEA en lo que podamos, y ella hacer lo mismo con nosotros. Y Haití, del que se ha hablado, es un caso típico de lo que digo. Repito que no creo que haya conflicto ni colisión, ni creo que esta Secretaría deba ser entendida como sustituta ni antagónica de ninguna otra en el ámbito iberoamericano o interamericano.