PREGUNTA
El pasado domingo 9 de mayo todas las televisiones europeas
abrieron sus informativos con los actos conmemorativos del sesenta aniversario
de la finalización de la segunda guerra mundial, contienda que
había llevado a la destrucción de Europa y a la muerte de
más de cincuenta millones de seres humanos, víctimas de
una ideología totalitaria apoyada por el régimen franquista.
Cuando hablamos de las televisiones europeas hemos de
hacer la salvedad de que no todas destacaron dicha efemérides con
semejante relevancia ya que en el caso de TVE los quince primeros minutos
de su información dominical del mediodía, los siete minutos
finales, el programa especial de la tarde del domingo y las interrupciones
informativas se centraron en la noticia del embarazo de la Sra. Letizia
Ortiz, esposa de D. Felipe de Borbón. Al parecer para la televisión
pública española, un hecho privado y respetable como éste,
tiene muchísima mayor importancia que transmitir a las nuevas generaciones
el recuerdo de lo que fue una guerra de exterminio con objeto de que una
situación parecida no pueda volver a repetirse jamás.
Este tratamiento informativo desmesurado, azucarado,
acrítico y absolutamente propio de un falso reino de cuento de
hadas no era el mismo que se le dispensaba al presidente del gobierno,
D. José Luis Rodríguez Zapatero en su visita al campo de
concentración de Mauthausen, donde pudo escuchar de los supervivientes
españoles las terribles vejaciones que tuvieron que sufrir por
haber perdido una guerra y ser republicanos.
Es preciso recordar que más de cinco mil de ellos
perdieron su vida en dicho campo (veinticinco veces las víctimas
del 11-M) y que hasta ahora, nadie se había acordado de ellos.
Mucho menos personalmente el rey de España.
Hizo bien el presidente del gobierno español en
acudir a Mauthausen tras haber estado ausente de los actos conmemorativos,
el pasado año, del desembarco aliado en Normandía y aunque
en los aniversarios de la liberación de París y del campo
de Auswitz acudió el presidente del Senado, llama muchísimo
la atención que a estos simbólicos actos europeos no acuda
nunca el Jefe del Estado español, a quien por otra parte vimos
no sólo en el funeral del Papa Juan Pablo II sino en la proclamación
de Benedicto XVI, así como en cualquier inauguración insustancial
o como fije el caso del domingo nueve de mayo, en que mientras Europa
recordaba aquella tragedia, D. Juan Carlos disfrutaba ostensiblemente
en la prueba deportiva de Fórmula Uno en el circuito de Montmeló,
y hablaba, lógicamente, de sus nietos, pero no de lo que fue aquella
tragedia.
Por todo esto y habida cuenta que se trata del Jefe de
Estado, cuyos actos han de estar refrendados por el gobierno, ¿no
le parece a éste más serio, más acorde con la europeidad
y con la pedagogía democrática que el Jefe del Estado español
hubiera estado el domingo ocho de mayo en alguno de los actos organizados
con motivo del sesenta aniversario de la finalización de la guerra
mundial, así como en los actos celebrados en Moscú el lunes
nueve, al que acudió el presidente del gobierno pero no el Jefe
del Estado, como si su vinculación con el general Franco hiciera
poco adecuada su presencia en dicha conmemoración democrática?
Palacio del Senado, 9 de mayo de 2005.
--Iñaki Mirena Anasagasti Olabeaga.
RESPUESTA DEL GOBIERNO
No le corresponde al Gobierno decidir ni condicionar
la agenda de actos públicos de la Corona.
Madrid, 17 de junio de 2005.
--El Secretario de Estado de Relaciones
con las Cortes.
|