PREGUNTA
Como consecuencia de la sublevación militar del
18 de julio de 1936 y ante la posibilidad de que el pronunciamiento tuviera
éxito, el PNV adquirió en el número 11 de la Rue
Marceau de París una casa que sirviera para atender lo que eventualmente
se produjera.
Iniciado el exilio, en este palacete tuvo su despacho
el lehendakari del Gobierno Vasco, don José Antonio de Aguirre
hasta que en 1940 las tropas nazis invadieron la capital de Francia. Requisado
el edificio por la Gestapo allí funcionó la embajada española
al frente de la cual estuvo el ex alcalde de Bilbao, José Félix
de Lequerica, y los siniestros Barroso y Urraca Rendueles, que tuvieron
como misión, desde aquella casa, el seguimiento de los republicanos
refugiados en Francia. Fruto de sus ignominiosas gestiones fueron los
fusilamientos del President Luis Companys, del ministro socialista Julián
Zugazagoitia, así como de las detenciones del cuñado del
Presidente Azaña, Rivas Cherif y de otras personalidades cuyo único
delito fue respetar la legalidad constitucional de la época.
Liberada París en 1944, el diputado del PNV, Javier
Landaburu, se hizo cargo de la Delegación Vasca y allí volvió
a funcionar el despacho del Lehendakari Aguirre hasta que en 1951 y como
consecuencia de una fraudulenta sentencia del Tribunal del Sena, en plena
ocupación alemana, el gobierno de la dictadura, aprovechando la
coyuntura, robó nuevamente el edificio al PNV. Durante aquellos
años funcionó allí la extensión cultural de
la embajada de España y en la actualidad es la sede del Instituto
Cervantes.
Esta reclamación, como bien incautado, el PNV
la viene formulando desde el inicio de la transición porque no
es de recibo que se siga consagrando un robo por parte de un gobierno
democrático, pero cuál no ha sido nuestra sorpresa cuando
el Director del Instituto Cervantes, César Antonio Molina, acaba
de anunciar que entre sus medidas inmediatas está la de bautizar
las bibliotecas de las distintas sedes repartidas por el mundo con el
nombre de uno de los galardonados con el Premio Cervantes.
Por ejemplo, la de Sao Paulo se llamará Francisco
Umbral.
Habida cuenta que la sede del Instituto Cervantes de
París es propiedad moral y real del PNV y que esta justa reivindicación
no parará hasta no lograr una satisfacción adecuada por
parte del Gobierno, es por lo que este senador pregunta si el Gobierno
está barajando bautizar con el nombre de un escritor ganador del
Cervantes la biblioteca de un edificio expoliado por la Gestapo y el franquismo
al PNV.
Palacio del Senado, 29 de octubre de 2004.
--Iñaki Mirena Anasagasti Olabeaga.
RESPUESTA DEL GOBIERNO
Uno de los órganos rectores del Instituto Cervantes
es su Patronato, del que forman parte, como miembros natos, todos los
escritores galardonados con el premio de literatura «Miguel de Cervantes».
El prestigio internacional de los escritores que han
recibido este premio (García Márquez, Vargas Llosa, Octavio
Paz, Rafael Alberti, María Zambrano, José Hierro...) es
suficiente carta de presentación y motivo como para que el Instituto
Cervantes, en su deseo de rendirles cumplido homenaje, decidiera, en la
reunión de su Patronato, celebrada el 15 de octubre de 2002, dar
su nombre a las bibliotecas de sus centros en el exterior.
Así, por ejemplo, la biblioteca del Instituto
Cervantes de Berlín lleva el nombre de Mario Vargas Llosa; la de
Budapest, el de Ernesto Sábato; en Roma será María
Zambrano, etc.
Madrid, 13 de diciembre de 2004.
--El Secretario de Estado de Relaciones
con las Cortes
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