PREGUNTA
El pasado mes de abril, una delegación de la Mesa
y Portavoces del Senado, encabezada por su presidente viajó en
visita oficial a la República China.
Desde que la delegación pisó suelo de Pekín
hasta que abandonó Shangai el lunes 25 de abril, en todo momento
contó con la asistencia del ex embajador de China en Madrid que
volcó todo su conocimiento y buen hacer de diplomático experimentado.
Contrasta este criterio chino con el español,
en el que todos los viajes parlamentarios tienen, en todo caso, la asistencia
de la embajada en cada país, pero carecen de una asistencia y seguimiento
diplomático profesionalizado. Si esto ocurrió en el caso
del viaje de la delegación oficial del Senado, qué decir
de las «Comisiones oficiales de los Grupos de Amistad», la
UIP, Asamblea de la OTAN y demás plataformas legislativas institucionales,
bien de Comisiones, bien de representantes elegidos por la ciudadanía,
dándose a entender que la representación que vale de verdad
es la del ejecutivo, pero nunca la del legislativo y la del judicial.
Si a esto se le añaden unos informes de prensa
que llegan a las embajadas, sectarios, centralizados, descalificadores
por norma contra los partidos nacionalistas, es lógico que el criterio
de la llamada España plural en las embajadas del Estado español
brille por su ausencia, y que eso de la divulgación del llamado
«estado de las autonomías» sea puro folklore.
El Ministerio de Asuntos Exteriores no hace un seguimiento
pormenorizado de estos viajes, ni de los que reciben las instituciones
legislativas, ni de las delegaciones que nos visitan. No cuentan para
nada. No existen.
Apenas se destacan en los informes del propio Ministerio.
Mucho menos se preocupan de hacer un informe tras cada uno de estos viajes.
Quizás esto obedezca a que la dictadura franquista
dejó en la carrera diplomática el lastre de pensar que el
estado era sólo el ejecutivo, ya que el legislativo era tan sólo
un apéndice lleno de procuradores con chaqueta blanca encargados
de aplaudir los éxitos de la dictadura. Por eso, no es de recibo
que si en la propia Constitución española en su artículo
1.3 se dice que «la forma política del estado español
es la monarquía parlamentaria» el ejecutivo trate al legislativo
como si no existiera o como si existiera poco. Si de una monarquía
parlamentaria se trata, esto, como realidad y como concepto obligante
y no intermitente en el Ministerio de Asuntos Exteriores, brilla por su
ausencia.
Por todo esto, este senador pregunta al gobierno si piensa
tomar algún tipo de medida para cambiar el actual estado de cosas
existente y tratar, desde el Ministerio, estos asuntos, con mayor dedicación.
Palacio del Senado, 6 mayo de 2005.
--Iñaki Mirena Anasagasti Olabeaga.
RESPUESTA DEL GOBIERNO
El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación
sigue con toda atención las actividades diplomáticas del
Senado y el Congreso de los Diputados. En la medida de que es informado
de estas actividades pone a disposición de las Cortes el apoyo
de sus servicios centrales y las Embajadas de España. Asimismo
recibe información detallada del desarrollo de estas actividades
de «diplomacia parlamentaria» elaborada por las Embajadas.
El Ministerio agradece cualquier observación crítica
concreta que puedan hacer sus Señorías con el objeto de
mejorar su apoyo a la «diplomacia parlamentaria». Por otro
lado, hay que señalar que más de un 70% de los actuales
componentes de la carrera diplomática ingresaron al servicio del
Estado después de 1977.
Sin lugar a dudas es mucho lo que queda por hacer, especialmente
en el marco de la reforma del servicio exterior en fase de preparación.
Y en concreto sobre la plasmación en los actos del servicio exterior
del carácter «plurinacional» y «plurilingüístico»
de España. La voluntad del Gobierno, como ha puesto de manifiesto
es dar pasos concretos progresivos en este sentido.
Madrid, 9 de junio de 2005.
--El Secretario de Estado de Relaciones
con las Cortes.
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