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LEY DE DEFENSA O ¿LEY DE ATAQUE?

25 de octubre de 2005

El lunes 24, Bono polemizaba públicamente con Maragall. Éste le había dicho que tenía popularidad porque decía cosas como si fuera un dirigente del PP y, claro, los encuestados del PSOE y los del PP le valoraban bien. Bono, que no se muerde la lengua, le contestó diciéndole que Maragall actúa como alguien de ERC, mientras le recordaba que la E del PSOE es la E de español. ¡Olé!

Ese día también, el dueño de Freixenet decía que su cava era tan español como el que más, ante la campaña en contra que tenía encima. Rodríguez Ibarra decía que Maragall hablaba como un dirigente de Batasuna y el Rey volvía a recordarnos que España es indivisible.

Ese día, Bono estuvo en Euzkadi departiendo con el Círculo de Empresarios a quienes encontró “muy sensatos”, según me dijo, pero Bono, éste lunes, tenía puesta la mirada en el Senado, ya que allí, en la Comisión de Defensa, se discutía el veto del PP a la Ley de Defensa y las enmiendas a su articulado.

Ese lunes, en la sala de Comisiones, en la parte trasera, me coloqué con el proyecto de ley, color amarillo, que para un nacionalista vasco más que una ley es una declaración de guerra. Han añadido en el trámite del Congreso un artículo 2 donde se le da al ejército la finalidad de ser la garantía de independencia e integridad territorial de España y al Centro Nacional de Inteligencia, antiguo CESID, la misión de velar por esa misma integridad de España. Con este articulito se valida que los que plantean el llamado Plan Ibarretxe o digan que Catalunya es una Nación, pueden ser espiados legalmente. Y hay algo más.

Una de las novedades de esta ley es que, con carácter previo, a las Cortes Generales les corresponde autorizar la participación de las Fuerzas Armadas en misiones fuera del territorio, pero, esto que está muy bien y le hubiera impedido a Aznar su loca aventura iraquí, solo se le concede al Congreso y no a las Cortes Generales, que son el Congreso y el Senado.

Nosotros, como Grupo, presentamos en estos temas así como en otros, enmiendas que ninguna fue aceptada, a pesar de que dijimos que practicarle la eutanasia al Senado era una tropelía propia de los procuradores en Cortes Franquistas y que asignar al ejército labores policiales solo se entiende en países no democráticos. Pues bien. Nadie nos apoyó. Ni CiU, ni mucho menos ERC.

Pero lo bonito de la situación es que apoyamos nosotros una enmienda del PP en la que se hablaba del necesario esfuerzo de consulta con las Cortes Generales y, ahí está la madre del cordero. Si una enmienda, solo una, se incorpora al nuevo texto, el proyecto ha de volver al Congreso y es lo que no quiere Bono, que por no admitir no admitió una enmienda lógica en la que se decía que la ley debería ser de “Seguridad y Defensa”, no solo de “Defensa”. Pero eso a Bono no le gusta. Si mete el concepto de la Seguridad ahí entran también los Ministerios de Interior y de Justicia, y lo que quiere él es una ley que se llame Ley Bono. Será, quizás la única que apruebe en su mandato y la quiere cuanto antes. Concretamente para el próximo tres de noviembre fecha del pleno en el Senado, donde se dilucidarán estas cosas.

Como era esperable, Bono nos llamó. Previamente lo había hecho con el presidente del EBB, para cumplimentarle, pero con nosotros entró al grano. Quiere su ley aprobada la semana que viene, sin que vaya al Congreso. No le gusta nada lo del Senado porque dice que el PP tiene senadores levantiscos y que es un engorro.

Veremos qué pasa porque nosotros no tenemos pacto alguno con este ministro al que hay que reconocer habilidad y dotes de persuasión, de doble discurso de genuino animal político, aunque sea más español que un botijo y esté dispuesto a bailar el aurresku con tal de aprobara su ley.

La solución, la semana que viene.