Eso dicen. Y debe ser verdad porque, no se a ustedes,
pero a mi, Ignacio Astarloa me parece cada día más feo.
A medida que se hace más del PP, más cara de chimpancé
se le está poniendo con lo que, cuando le veo y oigo, no se si
asustarme o si reírme.
Ya saben ustedes que este caballero, Ignacio Astarloa
Huarte Mendicoa, es hijo de un estupendo afiliado del PNV de la organización
extraterritorial de Madrid, que daba clases de euskera en el batzoki e
interpretaba el papel de Santi en la zarzuela “El Caserío”.
Saben ustedes asimismo que este furioso antinacionalista,
ahora miembro del PP, fue Letrado Mayor del Parlamento Vasco y simpatizante
del PNV cuando estuvo en Gasteiz. Se fue a Madrid al Congreso y como allí
gobernaba el PSOE se nos hizo filo socialista. Perdidas las elecciones
por González comenzó a acercarse al PP y apareció
con Michavila y Acebes, llegando a ser Secretario de Estado de Interior,
haciéndoles papeles, algunos de la gravedad de la modificación
de artículos del Código Penal, con objeto de encarcelar
al Lehendakari en el supuesto de que se le ocurriera convocar un referéndum
de consulta.
Conozco a este camaleón de la política
desde 1983 y no se porqué, cada vez le veo más feo. Fíjense
ustedes en él y díganme si de verdad cuando ahora nos dice
que Zapatero quiere sustituir el escenario de la derrota de ETA por el
de la rendición del Estado de Derecho no siente usted un no sé
qué. En un acto de los populares en Getxo dibujó un escenario
sombrío en el que denunció el desmantelamiento de la política
antiterrorista a causa de la grave irresponsabilidad del Gobierno.
El hombre había venido a ese acto desde Madrid,
es diputado por Bizkaia, para participar en esas estrambóticas
mesas petitorias de firmas de los que abogan por la Unidad de España
que al parecer debe estar en peligro.
Astarloa ha pasado de ser Letrado Mayor del Parlamento
Vasco en los momentos de la mayor virulencia de la actuación de
ETA, en la que nunca dijo nada, mientras daba cabezazos de asentimiento
a todo lo que decían Juanjo Pujana y Félix Pons a ser uno,
junto a Acebes, de los que informaba que el 11 de marzo, las bombas de
Madrid las había puesto ETA. De ahí que las boutades que
a todas horas lanza ahora dan la medida de su desbordada ambición.
Siempre digo que prefiero un millón de veces a
los Aznar, los Acebes y los Zaplana que a pesar de su facherío
son todos ellos previsibles. Y sin embargo, me producen un asco infinito
este tipo de sinvergüenzas de la política a los que hay que
denunciar por su falta de moral, su saltimbanquismo político y
la falta de respeto a sus mayores.
Poco antes de morir el periodista Haro Tecglen describió
a Aznar en su lucha contra ETA. “No pudo derrotar al terrorismo
vasco. Tampoco pudieron Felipe y Franco: no han sabido, no han podido.
Pero Aznar inventó “el entorno del terrorismo”: cierran
periódicos, prohíbe partidos, cerca un gobierno autónomo,
le amenaza, manda decir insultos ampliando el entorno del terrorismo,
llega a Sadam. Cree que matando iraquíes se acabaron los etarras”.
Bueno, pues es este el actual discurso del amigo Astarloa.
Lo hemos vuelto a ver este domingo en la Plaza Elíptica junto al
vocal del Consejo General del Poder Judicial, aquel que le quitó
el puesto a Margarita Uría. Y es que hemos tenido la inmensa suerte
que nos ha llegado de Madrid como enviado para propiciar frente al antiguo
gobierno civil y bajo el águila del escudo franquista del edificio
de Hacienda, la Unidad de España. En el Bilbao de su aita.
Astarloa asentía emocionado al escuchar el discurso
de Iñaki (nombre sabiniano) Esquerra, cuando éste pedía
cambiar el reglamento de las Cortes para que no pudiéramos tener
Grupo Parlamentario y dejáramos de influir en Madrid. Debe ser
importante este trabajo que hacemos pues de lo contrario nadie trataría
de anularnos. Bueno, importante para la carcunda española y para
los que siguen la política en Madrid y quieren que lo “periférico”
no distorsione la españolidad. Incluso para Astarloa, que cuando
fue letrado mayor del Congreso nunca nos dijo que éramos tan molestos.
Pero este es señoras y señores, Ignacio
Astarloa Huarte Mendicoa. Para quien quiera comprarle un coche usado.
Feo de cara y bastante feo de alma.
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